jueves, 15 de agosto de 2019

BATALLAS




Estoy cansada y de nuevo te caes.
Estoy cansada y te desarmas.
Ya no puedo. O quizás a ratos, ya no quiero, no sé.

Solo siento mis huesos más pesados, mi aliento más espeso y mi espalda más curva. Han pasado los años; a ambas se nos notan.
Y esa sombra de alquitrán que cargas desde que tengo memoria, se niega a dejarte. A veces, con suerte, te da respiro. Pero es solo eso, un pequeño break, para apretarte nuevamente y quebrar tus ilusiones, tus ganas de vivir. Tu sonrisa que con esfuerzo ha emergido para darte unas gotitas de alivio y tratar de ver otros colores, a través de la espesura de tu constante dolor.
Estamos viejas... ambas, y ya muy cansadas.
Ya no sé qué más viejita linda, sinceramente. Quizás nos ganó a ti y a mi; a nosotras y aún no nos queremos dar cuenta.
Al menos, sé que cuando lo haga estaremos juntas; de la mano. Porque cansada, con contradicciones dentro y todo, seguiré dando batalla.
Hasta que desarmemos esa sombra pegajosa o se desarmen mis huesos gastados, lo que pase primero.
Así que dale, agárrate fuerte y veamos qué pasa.


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