jueves, 15 de agosto de 2019

FUCK THEM ALL



Nunca he visto o sabido de maravillas de la vida, unicornios y cosas rosadas.
No he visto peleas justas o actos honorables en el momento adecuado. Tampoco he presenciado gestos bondadosos o la calidez de una mano amiga cuando se necesitaba.
No, no sé nada de eso.
Por el contrario, sé más de mundos injustos donde los canallas e imbéciles nunca tienen lo que se merecen. Donde el Karma es solo una palabra que suena levemente a justicia futura, pero donde realmente jamás se ejecuta.
Sé de vidas esforzadas, de malos ratos, de hambre y pies helados.
He visto dolores de cerca y protagonizado otra pila de tantos.
La cosa es que jamás, jamás, ha sido fácil. Incluso cuando tienes la tonta y remota ilusión de que podría serlo.
Me doy cuenta de todas estas cosas desiguales, cuando ya pasó un tiempo. Mientras pensaba que los "malos" tendrían su merecido. Esa lección "ejemplar" que les enseñaría a ser mejores personas y que hay que ir de frente por la vida, sin cagarse a los demás porque hay consecuencias.
Pero resulta ser, que jamás ha sido así.
La vida no tiene ese tinte de justicia, solo el engaño de una promesa lejana de que "todo va a estar bien". 
Lo he visto y lo he aprendido. Aprendido a abrir de verdad mis ojos y estar jodidamente despierta. 
Así que si la vida me planta frente a frente con una nueva injusticia, seré capaz de responder en el momento y darle una buena patada en las bolas.
Porque aprendí, con dolor, que las segundas oportunidades son solo un mito y que la tan ansiada "justicia divina", no existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario