La memoria es frágil y distorsiona las cosas con el tiempo:
Algunos recuerdos quedan y sobreviven al paso de los nuevos, que a veces llegan como a reemplazar los que habían.
Por lo mismo, quiero enumerar lo poco que recuerdo y mucho que atesoro; antes que se vaya completamente de esta mente con el paso de los años.
Quiero recordar y sentir nuevamente ciertas maravillas de las que disfrutaba demasiado; Como la tibieza de tus boca acercándose, mientras mi corazón latía a todo lo que daba su potencia. Quizás no se notaba, no lo decía, pero era mi momento favorito.
Tu mano apretando suavemente la mía para cruzar la calle juntos y el calor que siempre tenía al tocarla.
Tus canciones improvisadas con letras disparatadas que rayaban el surrealismo/dadaísmo y la risa que debía contener mientras cantabas para que siguieras construyendo esas rimas que me causaban tanta gracia.
Tus bailes locos, tus ojos brillantes y saltones mientras te movías.
Tu pelo delgado, suave y liviano como de un niño.
La piel de tu cuello que cedía ante mis besos mientras dormías...
Tú.
Sabías bien que no se me daba mucho eso de que me rodearan con los brazos, me sentía como rehén de inmediato. Pero a veces nos acurrucábamos en la cama y sentía tus piernas abrazando las mías, un poco encarcelada, pero con todo el gusto.
Recuerdo que pasaba tus brazos sobre tu cabeza hasta apoyarlos sobre la cama, rozaba tus dedos y luego los entrecruzaba con los míos y así tomados de la mano te besaba como bajo un trance hipnótico y hacíamos el amor.
Recuerdo recorrer la suavidad de tu piel con mi nariz, morderla, tocarla...besarla.
Mirarte dibujar y pensar que eres increíble.
Mirarte hablar en público y pensar que eres increíble.
Mirarte vestir y pensar que eres increíble.
Mirarte comer y pensar que eres increíble.
Mirarte y pensar que eres increíble.
Muchas veces sentí que no merecía a alguien con un mundo tan fascinante a mi lado, que no merecía el amor de alguien tan especial...muchas veces sentí que no te merecía. Pero ahí estabas, a mi lado y mierda, que afortunada y dichosa me sentía.
Esa última noche que dormimos juntos, la última que compartimos antes de mirarnos como desconocidos. Donde aún nos abrazábamos y besábamos, quizás no con la misma emoción con la que empezamos.. pero lo hacíamos, estaba, existía....aún.
Si hubiese sabido que era la última noche... te habría abrazado más, te habría besado más y si de alguna forma se podía, te hubiese amado mucho más...todo más.
Dicen que la memoria es frágil y distorsiona las cosas con el tiempo... Creo que no recuerdo mucho, pero algo recuerdo.
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