lunes, 14 de noviembre de 2016
AGUA
Estaba tendida en mi cama, me dolían los huesos de tanto caminar, de tanto pensar.
Necesitaba una ducha, como para exorcizar de alguna forma todo lo que recorría mi mente, mi corazón.
Es triste sentir que no vales la pena, que no eres suficiente. No lo sé...tenía muchas sensaciones mezcladas, preguntas invadiendo mi cabeza, tantas dudas y ni una sola certeza.
Arrastré como pude mi cuerpo cansado hacia la ducha. El sonido del agua invitaba a cobijarme en esa particular lluvia personalizada. "Esperando solo por mi" - pensé, como ligero consuelo.
No se si fue el vapor caliente que se acumuló dentro del baño que me aturdió o el hilo de agua que recorría mi pantorrilla que me hizo sentir frágil. Se me apretó el pecho y subió por mi garganta una especie de quejido, un poco tímido, mientras apoyaba mi cabeza sobre las baldosas blancas de la pared.
Apenas podía sentir el calor de mis lágrimas deslizando mi rostro, pero si la presión y ardor en mis ojos, el agua abrazando mi cuerpo como una manta y mi boca entreabierta... Susurrando tu nombre.
Mis latidos se hicieron intensos, retumbaban en mi pecho y así de pronto lo entendí. En ese conjunto de sensaciones agobiantes, dudas y sonidos lastimeros. Ahí estaba, la única certeza: dejar ir duele.
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