martes, 1 de marzo de 2016
NO SOY TAN NOBLE
A veces, hay situaciones en la vida donde se requiere tenacidad o entusiasmo para llevar adelante un proyecto, (se supone).
Pero bueno, yo vengo a contarles con toda la soltura de cuerpo, que me he dado cuenta que esa no es regla para todo.
¡OH! ya sé que no he descubierto la pólvora, pero el tema es que sí me atrevo a decirlo. No como harta gente que anda disfrazando sus motivaciones de nubecitas esponjadas color rosado.
Me he dado cuenta, que hay algunas cosas donde la más sanguinaria posibilidad de patearle el trasero a alguien se convierte en el mejor motor de entusiasmo.
Sí, hablo de la competitividad, en bruto.
Ustedes vean en que momento de la vida les ha pasado.
A mi me pasa ahora, en varios proyectos que tengo. Donde de verdad me costó encontrar ese "empujoncito" que me animara a lanzarme en algo.
Pasaba un listado de conceptos posibles en mi cabeza, viendo si acertaba con el que calzara perfectamente para esos proyectos y me alentara a dar el paso, pero todos sonaban o "muy grandes" o "muy dulces" y así, no me convencían.
Traté de verdad de ver las cosas como la gente que ya estaba involucrada en eso, pero nada. No encontraba esa motivación o esa sensación que ellos describían con tanta emoción.
Pensé: "Quizás con el tiempo me sienta igual... " y seguí haciendo las cosas sin ganas, pero igual con un poco de fé. Y nada, no me sentía cómoda, sentía que estaba forzando algo.
Hasta que un día, creo que almacené el sentimiento correcto. No me interesaba la realización personal, ni concretar "un sueño, bla bla bla". Tampoco tenía que ver con sentir ese enriquecedor compañerismo de la "sana competencia".
Tenía que ver con adrenalina, pasión, rabia, un poco de hambre, tal vez.... O quizás con el dolor que tenía por mi perro envenenado cuando chica. Pero filo, no me voy a psicoanalizar a lo Jodorowsky.
La cosa es que, la sola idea de ganarle a otro weón (o weona) me apasionaba. Super tóxica la wea, sí.
¡¿Pero qué quieren que diga?! Si me costó ene encontrar el motor de toda esta weá ¡no lo voy a negar a estas alturas!
Por eso, reconozco ante todo Chile, Santiago, Mi mami... (que me ha criado con esfuerzo y dedicación y que probablemente no estaría orgullosa de leer esto) que:
No soy tan noble, conchetumare.
Quizás... porque nunca le he ganado a nadie.
Atte. La perdedora.
P.S.: Me costó terminar este escrito porque en la última parte me puse a llorar.
P.S. 2: Después de 2 horas lo volví a leer y volví a llorar.
P.S. 3: Me tomé un tecito de manzanilla y ya estoy mejor.
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